8.12.13

Para Calamaro siempre hay un regreso

El sábado a la noche El Salmón cerró su gira “Bohemio Tour”en el Hipódromo de Palermo presentando su último disco y recorriendo los éxitos de su extensa carrera. Fueron 25 mil personas las que lo vieron volver a la Ciudad de Buenos Aires después de tres años.


Por Daniel Vico.

“Mañana será una noche bonita para todos”, prometía Andrés Calamaro a través de su twitter (@Barksdale666), en la antesala de su concierto número 31 del año y también el último del 2013. El Hipódromo de Palermo era el lugar indicado para que El Salmón se reencontrara con su público porteño, otra vez una noche de diciembre, después de tres años de sequía.

El artista irrumpe en el escenario con la grandeza que lo caracteriza: vestido de negro y con un pañuelo con calaveras, diseñado por Alexander McQueen, que a lo lejos dividía perfectamente su combo clásico de rulos y anteojos.

Acompañado en guitarras por Julián Kanevsky (el único músico de su vieja cuadrilla) y Baltasar Comotto (guitarrista del Indio Solari), el bajo de Mariano Dominguez (ex Illya Kuryaki and the Valderramas), los teclados de Germán Wiedemer (ex Ratones Paranoicos y Memphis) y la batería de otro planeta de Sergio Verdinelli (ex colaborador de Luis Alberto Spinetta y Fito Páez).

El Salmón alternando teclados y guitarra logró, junto a su nueva banda, que las 25 mil personas presentes en el Hipódromo de Palermo llegaran al éxtasis musical durante las más de dos horas que duró el concierto. Cuando los presentes todavía se refregaban los ojos por volver a reencontrarse con su ídolo (si sabrá de regresos), Calamaro en pocos segundos hizo vibrar el césped con una seguidilla impecable de Los Rodríguez: “Mi enfermedad”, “A los ojos” y “Todavía una canción de amor” fueron las elegidas para comenzar una noche perfecta.

Cuando su público, que abarcaba casi tres generaciones, sentía que el retraso de apenas 25 minutos no había sido en vano, Andrés Calamaro después de pedir disculpas por su demora (este señor sí que es profesional) redobló la apuesta pero esta vez apuntó a los corazones y el golpe fue bajo: “Crímenes perfectos”. Esa canción, que hace llorar hasta al menos insensible y que nos hace comprender que el amor es mucho más complicado de lo que dicen, fue el puente perfecto para desplegar las canciones de su último disco “Bohemio”, que también daba nombre a su gira de presentación “Bohemio Tour” que lo tuvo viajando por Latinoamérica.

“Cuando no estas” (con una sola frase este artista sí que hace padecer a los sentimientos), “Bohemio”, “Rehenes”, “Plástico fino”, “Tantas veces” (otra melancólica caricia al alma) y tiempo después “Doce pasos” (el Cuino Scornik está intacto) fueron los temas elegidos, de su más reciente trabajo, para tocar por primera vez en suelo porteño. En el momento en que la multitud creía que soñaba despierta, El Salmón los despertó de un cimbronazo para bailar cumbia al ritmo de “Tres Marías” (con saludo de cumpleaños para Pablo Lescano incluido) y “Tuyo siempre”.

Como si el ambiente fuera poco, cientos de fuegos artificiales que salieron del costado izquierdo del escenario (¿casualidad? Digamos que no) transformaron el paisaje y convirtieron la noche en ideal para escuchar las siguientes canciones: “Loco” y “Carnaval de Brasil” (con un recuerdo para Lou Reed con una interpretación “Walk on the Wild Side” a cargo de uno de sus admiradores más profundos).

El artista sorprende a sus más fieles fanáticos con “Algún lugar encontraré”, tomándose un tiempo para reconocer a León Gieco: “En ausencia de otros mayores es, en estos momentos, el padre del rock nacional”.

“Me arde” y “Días distintos” ponen nuevamente al clásico pogo en su máxima expresión. Previamente a “Estadio Azteca”, los músicos se tomaron un momento para homenajear “a los años eléctricos de Miles Davis” y sí que lo disfrutaron. Este fue el momento oportuno para que Calamaro presentara a sus acompañantes durante unos simpáticos siete minutos mientras el público lo admiraba con una atención sublime.

El desenlace del show fue terriblemente intenso y de “rock de verdad, con amistad” (como cantó alguna vez este mismo señor en uno de sus clásicos discos). En “Te quiero igual”, el cantante aprovechó para recordar a Fito y su “te vi”.

El clímax musical llegó con “El Salmón” (este señor si que es nato nadador contra la corriente), “Sin documentos” y “Flaca” con un preámbulo de “Volver” justo ahí, en el mismo hipódromo donde Carlos Gardel vio correr a su caballo (“Lunático se llamaba”, recordó el artista).

Después fue el turno de “Paloma”, esa canción que Calamaro compuso en el “puto infierno” y que el público hizo suya desde aquel entonces al grito de “voy a vivir para repetir otra vez este momento” (sí, este).

Luego de irse del escenario por un breve tiempo en una suerte de falsa despedida y mientras el público le reclamaba al unísono “una más y no jodemos más”, Calamaro oyó el pedido popular y dejó a las 25 mil personas presentes sin aliento con “Alta suciedad” y “Los chicos” (acompañada en la pantalla con imágenes de sus queridos “amigos ausentes”, que nunca faltan), e incorporó un medley con “De música ligera”, en un gran homenaje a Cerati (“Teníamos muchas ilusiones de hacer una gira y colaborar juntos”, dijo hace un tiempo el cantante).

Así, Andrés Calamaro cerró una noche inolvidable y se despidió de los escenarios hasta el 2014 donde estará girando por España. El público se fue feliz del Hipódromo de Palermo, ese lugar en donde el artista se reencontró con sus fanáticos porteños porque siempre hay un regreso. La promesa virtual estaba cumplida. Nada más que pedir. Muchas gracias, señor.

2.12.13

El salto

Cuando llegó exactamente a la mitad del puente se detuvo. Pensó cada palabra, cada silencio, cada gesto. Sabía el motivo que había generado la caminata a paso firme hasta ese lugar, siempre tan vacío y sombrío a horas poco transitables de la madrugada como aquellas. Sabía todo. Casi todo.

La noche le parecía antipática y oscura, como todas las noches, pero esta era distinta porque sabía que era el principio del final de tanta agonía. Lo sabía

El puente era bastante antiguo. No recordaba el año pero tenía vestigios de la década del 40 cuando lo habían construido. Ya no era el mismo, había sufrido muchas refacciones. Demasiadas. Y su color por decisión de estado cambiaba según la estación. Esa noche era negro. Noche de pleno invierno. Lo sabía

Cruzó la baranda que divide el paso de las personas del paso de los vehículos. En ese momento pasó un auto a toda velocidad. Ni siquiera había alcanzo a divisar de qué color era. Creyó que era blanco. También creyó hasta su último pensamiento que pasarían más autos aquella noche. Ese auto blanco sería el único. Al tratar de recordar tanto el color del auto había olvidado que todavía tenía que atravesar una baranda más. La que separaba cuidadosa y perfectamente el abismo del paso peatonal. Esa división era la cuestión. Lo sabía.

Después de terminar de pasar su última pierna por arriba de la baranda se aferró fuertemente a ella. Tan fuerte que las manos le comenzaban a doler terriblemente, entonces decidió ponerse de espalda al abismo para aminorar el dolor y para evitar esa inexplicable sensación de vértigo que corría por sus venas. Fue en ese momento cuando una duda se apoderó de su persona. No lo había pensado: la posición previa al salto. Tardo cuatro minutos en decidirlo y para hacerlo tuvo que cambiar de posición tres veces. Tenía que ser de espalda al abismo, de la otra forma el dolor en las manos era insufrible. Mucho más insufrible que la caída, pensó. Claro. Lo sabía.

Algo no le agradaba. Algo no era lo suficientemente adecuado. Lo pensó. Era su billetera. Se encontraba marrón radiante, tal cual la había comprado. La tomó y la arrojó al abismo. Necesitaba que la caída fuera más liviana, más directa. No se escuchó pero si vio como cayó en la helada agua. Con la mirada la siguió a lo lejos mientras la billetera se alejaba unos pocos metros. Quería ya unirse a ella, le fascinaba el cuero. En el puente no transitaba ni un alma. Lo sabía.

Siempre había pensado qué decir en una situación de este tipo. Sabía cómo decirlo pero no sabía qué. Esa noche tenía la necesidad de que la caída fuera exageradamente sonora, no solo a causa del impacto en el agua sino también a causa de su voz y, precisamente, su tímpano de voz llamaba poderosamente la atención para tan avanzada edad. Lo sabía.

Ya estaba convencido. Ya había acumulado el poco valor que le restaba. La billetera había ayudado. Y en el instante previo al salto miró a su alrededor como buscando a algún testigo de su futura caída. La noche era fría y malvada. Si sabía de catástrofes la noche, su noche. Nuevamente observó. Primero para la izquierda, después para la derecha. No había nadie. Nadie. Tenía qué actuar. Sin público era mejor. Lo sabía.

Trató de recordar la última imagen, que conservaba en su mente, del motivo que había generado tan terrible desenlace. Tan terrible agonía. Tan terrible decisión. Era lo mejor. Sus problemas dejarían de existir y serían extraños nuevamente entre la multitud. Vaciló, dudó. La firmeza no era su virtud aunque en esa noche tenía el valor. Lo sabía. 

La noche seguía igual de fría cuando alguien gritó. La billetera había desaparecido. Sabía casi todo.  

22.10.13

La ley de medios y sus ventajas para la universidad pública

Informe realizado sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual para una universidad pública.

El proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, fue aprobado en la Cámara de Diputados el 17 de septiembre de 2009, con 147 votos a favor, 4 en contra y 1 abstención. Una vez alcanzada la media sanción, el sábado 10 de octubre del mismo año se logro la aprobación general en la Cámara Alta, con 44 votos a favor y 24 en contra. Posteriormente, fue promulgado por la presidente Cristina Fernández de Kirchner, convirtiéndose así en la Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual.  Dicho cuerpo normativo reemplazó a la Ley de Radiodifusión 22.285,  que había entrado en vigencia en 1980 durante la dictadura militar. La Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual,  conocida como la Ley de Medios, establece las reglas que rigen el funcionamiento de los medios radiales y televisivos en la República Argentina. El objetivo del presente trabajo consiste en orientar a la universidad pública con el propósito de profundizar las nuevas posibilidades de comunicación y participación que tendrá la institución académica que nos compete, con dicha ley.
Etimológicamente, la palabra “universidad” proviene del latín “universitas”, formada por el adjetivo universus - a - um (“todo”, “universal”) y también unus - a um (“uno” que no admite división). “Universitas” se usó originalmente para designar cualquier asociación destinada hacia una meta común. En su sentido moderno denota un cuerpo académico dedicado a la enseñanza y a la educación.
Entendida la universidad como generadora del saber, se le atribuyó el carácter de “Alma Mater”, en el sentido de engendrar y transformar al hombre por obra de la ciencia y el conocimiento.
Según la Ley Nacional de Educación Superior n. 24.521, Art. 27, “las instituciones universitarias […] tienen por finalidad la generación y comunicación de conocimientos del más alto nivel en un clima de libertad, justicia, y solidaridad, ofreciendo una formación cultural interdisciplinaria, dirigida a la integración del saber, así como una capacitación científica y profesional específica, para las distintas carreras que en ellas se cursen, para el beneficio del hombre y de la sociedad a la que pertenecen”. 

En principio, es importante tener en cuenta el rol destacado de participación que tuvo nuestra universidad nacional en el documento denominado “Carta a los Legisladores Nacionales: Una deuda pendiente desde la dictadura”, emitido conjuntamente por 30 universidades e instituciones públicas, en septiembre del 2009.
En el documento mencionado, se dejó en claro que para la realización del, en ese entonces, proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, "se tomó nota de las críticas y los aportes de los ciudadanos, las cooperativas, los grupos de género, los pueblos originarios, las organizaciones no gubernamentales, los dirigentes de distintas extracciones políticas, del mundo del trabajo y las empresas". Como también de "los credos religiosos, las asociaciones civiles sin fines de lucro y los profesionales y estudiantes del área de la comunicación social". Asimismo, “más de quince mil opiniones fueron recogidas en veinticuatro foros y ochenta conferencias”.
En otro de los párrafos del documento, firmado por nuestro rector, se añadía que las universidades nacionales confluyeron y acordaron los 21 puntos de la iniciativa por una Ley de Radiodifusión de la Democracia, el principal sustento del, en ese entonces, proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Dando por sentado que los fundamentos sostenidos por nuestra institución, sobre la postura respecto de la ley en cuestión quedan claramente expuestos, iniciamos el análisis de las posibilidades de participación que brinda la Ley 26.522 a la universidad que nos aboca, mediante los organismos de control competentes.
  • La Autoridad Federal de Servicios de Comunicación (AFSCA): Organismo de control creado por la norma en cuestión, tiene como objetivo aplicar y controlar el cumplimiento de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Anteriormente. Dicha función era ejercida por el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER).
  • El directorio de la AFSCA está conformado por un (1) presidente y un (1) director designados por el Poder Ejecutivo nacional; tres (3) directores propuestos por la Comisión Bicameral de Promoción y Seguimiento de la Comunicación Audiovisual; dos (2) directores a propuesta del Consejo Federal de Comunicación Audiovisual, debiendo uno de ellos ser un académico representante de las facultades o carreras de Ciencias de la Información, Ciencias de la Comunicación o Periodismo de universidades nacionales, según indica el artículo 14 de la norma. De esta manera, nuestra institución, así como el resto de las universidades nacionales, adquieren  representación  en el organismo de control de la ley de medios.
  • El artículo 15, por su parte, dispone la creación del Consejo Federal de Comunicación Audiovisual. Entre sus funciones, se destacan “proponer para su nombramiento por parte del Poder Ejecutivo nacional, dos (2) directores de la AFSCA, debiendo uno de ellos ser un académico representante de las facultades o carreras de Ciencias de la Información, Ciencias de la Comunicación o Periodismo de universidades nacionales”; “proponer para su nombramiento por parte del Poder Ejecutivo nacional, dos (2) directores de Radio y Televisión Argentina Sociedad del Estado, debiendo uno de ellos ser un académico representante de las facultades o carreras de Ciencias de la Información, Ciencias de la Comunicación o Periodismo de universidades nacionales”. Entre los integrantes que conforman el Consejo Federal de Comunicación Audiovisual se encuentran “un (1) representante de las emisoras de las universidades nacionales” y “un (1) representante de las universidades nacionales que tengan facultades o carreras de comunicación”. De esta manera, nuestra institución, así como el resto de las universidades nacionales, no solo pasan a formar parte del Consejo Federal de Comunicación Audiovisual (al contar con una Facultad de Comunicación), sino que también, participa de la selección de dos directores académicos: uno para el AFSCA, y otro para la empresa pública Radio y Televisión Argentina Sociedad del Estado.
  • Radio y Televisión Argentina Sociedad del Estado (RTA SE): Tiene como objetivo administrar los medios de comunicación estatales. Con el régimen anterior, dicha función era ejercida por parte de la empresa Sistema Nacional de Medios Públicos Sociedad del Estado. RTA SE está integrado, entre otros miembros, por un académico representante de las facultades o carreras de Ciencias de la Información, Ciencias de la Comunicación o Periodismo de universidades nacionales, como ya se dijo anteriormente. De esta manera nuestra institución, así como el resto de las universidades nacionales, es parte integrante de RTA SE.
  • El artículo 124 dispone la creación del Consejo Consultivo Honorario de los Medios Públicos, que ejerce el control social del cumplimiento de los objetivos de la ley analizada por parte de RTA SE y funciona como ámbito consultivo extraescalafonario de la entidad. Dicho Consejo está conformado, entre otros, por dos integrantes propuestos (y posteriormente confirmadas o no por el Poder Ejecutivo) por las Facultades de Comunicación Social o Audiovisual o Periodismo de universidades nacionales. De esta manera nuestra institución, así como el resto de las universidades nacionales, podrá proponer sus candidatos para que formen parte, en un futuro, del Consejo Consultivo Honorario de los Medios Públicos.

La Ley 22.285, firmada en 1980 por el presidente de facto Jorge Rafael Videla, el ministro del Interior Albano Harguindeguy y el ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, que fue derogada por el nuevo precepto legal, establecía en su artículo 45 que sólo podían ser titulares de licencias personas individuales o sociedades comerciales, exceptuando a las empresas periodísticas. Las universidades, así como las organizaciones sin fines de lucro, no podían ser titulares de radios o canales de televisión (salvo el caso de propiedades adquiridas con antelación).
Por su parte, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, en su artículo 37 reconoce  el otorgamiento de autorizaciones (autorización entendida como “el título que habilita a las personas de derecho público estatal y no estatal y a las universidades nacionales e institutos universitarios nacionales para prestar cada uno de los servicios previstos en esta ley”) a personas de existencia ideal de derecho público estatal, a universidades nacionales, institutos universitarios nacionales, Pueblos Originarios y a la Iglesia Católica, que se otorga a solicitud de la parte interesada, de acuerdo con la disponibilidad de espectro, cuando fuera pertinente.
Teniendo en cuenta el interés de nuestra institución en incorporar una emisora radial (en los próximos cuatro meses) para la difusión de información de contenido académico, se recomienda lo siguiente:
  • Emitir un mínimo del sesenta por ciento (60%) de producción local y propia, que incluya noticieros o informativos locales. (Art. 65 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual).
  • Emitir un mínimo del veinte por ciento (20%) del total de la programación para difusión de contenidos educativos, culturales y de bien público. (Art. 65 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual).
  • Conformar redes permanentes de programación entre nuestra institución y otras universidades nacionales, o bien, con emisoras de gestión estatal (Art. 147 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual).
  • Crear una comisión especial, que trabaje conjuntamente con la Facultad de Ciencias de la Comunicación para que la emisora responda al proyecto pedagógico e institucional del establecimiento educativo, así como también para el mantenimiento técnico de la emisora y para su financiamiento (venta de contenidos de producción propia, venta de publicidad, auspicios y patrocinios). Se recomienda que dicha comisión este conformada por seis (6) docentes (cada uno representante de las distintas facultades de nuestra universidad) y cuatro (4) alumnos (a determinar conjuntamente por el rector y los integrantes académicos de la comisión).
Sabiendo del objetivo académico que prioriza nuestra institución, como también de la capacidad de quienes integran nuestro campo educativo, esperamos se tengan en cuenta las recomendaciones anteriormente sugeridas.
Del mismo modo, confiamos en la representatividad que tiene la universidad que nos aboca a la realización de este informe, en los distintos organismos dispuestos por la Ley 26.522.
Por último, suscribimos a la declaración, extraída  del documento “Carta a los Legisladores Nacionales: Una deuda pendiente desde la dictadura”: “La plena libertad para expresar y difundir las ideas es un principio que se defiende inexcusablemente en las universidades e instituciones públicas de educación superior. Este precepto no será realidad hasta que todos los argentinos tengamos las mismas posibilidades de acceder a los medios de comunicación masiva”.